Retomemos: La primera parte es sobre como llegó este pequeño al mundo, la segunda es lo que pasó en la clínica y esta última entrega es sobre mi llegada a casa.
En casa:
Al salir de la clínica, se podría decir que se cumplió a cabalidad el dicho popular «mas abrigado que hijo único», pues bebesaurio iba enterrado en ropa (creo que si hubiese podido meterlo en el bolso pañalero, lo hubiese hecho, pues ese día había «0 grados» afuera. Lo bueno es que nos esperaba el auto de mi papá y una casa calentita… bueno, eso pensaba yo… Resulta que Mr. H y yo, esa ultima noche, nos organizamos para dormir, por lo que el veía y entretenía todo lo que podía al pequeño para que yo tuviera mas minutos y segundos de sueño, por lo que él estaba agotado, así que decidimos que llegando la mañana él se iría al departamento, prendería la estufa y se pondría a dormir. El tema es que cuando llegamos a casa, estaba calentito pero muy HÚMEDO. Que había pasado? pues que al no estar en las noches y con el frío horroroso que hacia en esos días, nuestra pieza -donde nuestro bebé pasara los primeros meses si Dios quiere- se había humedecido, por lo que tuvimos que emplear cuanto calefactor termoeléctrico y estufa pudiéramos enchufar. Ya instalados me pareció que no era tan difícil lo de la maternidad: estaba en casa, donde podía andar tranquilamente y hacer todo a mi tiempo pero había un detalle… Bebesaurio. Claro, es como si hubiese querido volver a la «normalidad» de antes y, obviamente, ahora eso implicaba un bebe de 48,5 cm y unos 2 kilos 800 grs.
Creo que lo mas importante de esas primeras semanas fue el hecho de «dar leche» hasta que doliera (no es una expresión… tuve algunas heridas en los pezones), los nervios al bañarlo porque para mi este niño era de cristal, los «bautizos» que nos dio al cambiarle paños (si, con orina) y el acostumbrarme a mi nuevo horario que consistía en dormir una hora y media, luego amamantar, hacer algo en una hora y media y amamantar… lo bueno igual es que no me puedo quejar porque mi niño es constante en sus tomas y solo llora por comida – una bendición según muchos- por lo que no hay que cargarlo todo el día para tener un poco de paz.
En el tema del orden de la casa y quehaceres de ella he tenido mucha suerte: Las primeras dos semanas mi mami y mi suegra se fueron turnando para ayudarme a limpiar la casa (en realidad es un decir, pues no me dejaban mover un dedo) y dejarme almuerzo hecho para un par de días, por lo que yo solo me he preocupado del bebé ( lo que se extendió hasta el término de la cuarentena)
Eso ha sido mas o menos todo hasta hoy… Claro hay otros detallitos que iré contando con mas tiempo porque si no estaré toda la tarde escribiendo y este pequeño – a quien ya he rebautizado como «El rápido y furioso», pues así se agarra de mis pezones y succiona como si no hubiese un mañana- ya quiere comer.
Oh! y como consejo: cuando alguien los venga a visitar para conocer al bebé… pasenselo y vayan a bañarse!!! Es genial poder disfruta bajo la ducha…
Segundo consejo: Si tuvieron cesárea, después de bañarse y secarse, tomen el secador de pelo, pónganlo en «frío» y pásenlo por la incisión. Así quedará bien sequito =)
Uy pero que fío habéis tenido. O grados, para un bebé y para cualquiera es bien fría la temperatura. Menos mal que pudieron solucionarla y luego te ayudaron las abuelitas que debían estar gozosas con el nene. Y ya te estarás adaptado más al nuevo estado.
Los primeros días en casa para mí no fueron duros, también tuve a mi mamá para ayudarme. Pero cuando tuvo que irse (vive lejos) y ya nos quedamos los tres se me vino el mundo encima. Los primeros tres meses fueron muy caóticos, luego ya conseguimos adaptarnos. Disfrutar mucho de estos momentos. ¡Abrazos y besos a ese bebé precioso!